El Ataque de Pánico está de moda?

Antes nunca habíamos oído hablar del ataque de pánico, y de pronto todos conocemos a alguien que los haya sufrido! Esto, a qué se debe?


Será una patología “inventada” por los laboratorios,  y la divulgación de sus síntomas hace que  la gente se “sugestione” al punto de creer que los padece?

 

O bien el estrés al que nos vemos sometidos actualmente por las exigencias de la vida moderna conduce casi inexorablemente a sufrir ataques de pánico, estrés, ansiedad?


Un poco de historia

Los cuadros panicosos ya habían sido observados a lo largo de la historia sin acertar a ser explicados, y aunque su descripción coincide  con un ataque de pánico, fueron designados en su momento con diferentes nombres: el “corazón de soldado”, el “síndrome de Da Costa”, la “distonía neurovegetativa”, la “neurosis cardíaca”, el “eretismo cardíaco”, la “neurosis cardíaca”, “hipertensión de manguito” o “de guardapolvo”, “labilidad o astenia neurocirculatoria o neurovegetativa”, “crisis emocionales episódicas”, por citar sólo algunos. (Márquez).


La divulgación de las características del ataque de pánico hace que  los que lo padecen consulten ante los primeros síntomas, y sean diagnosticados rápida y certeramente. Esto les permite recibir el tratamiento adecuado de inmediato, con el consiguiente ahorro de sufrimiento por parte del paciente, y antes de que se altere significativamente su calidad de vida.


Cualquier persona hoy en día está expuesta a sufrir un ataque de pánico?
El ataque de pánico consiste en una reacción de alarma de supervivencia en la que el organismo, ante la anticipación de un peligro de cualquier tipo, reacciona activando su sistema de alerta noradrenérgico, con aceleración cardíaca, aumento de la tensión arterial, relajación visceral, aumento de la secreción glandular, mayor tensión muscular, aumento de la motricidad, etc.


Sin negar la influencia del medio ambiente y de los condicionamientos culturales que determinan un sesgo cognitivo que gatilla las alarmas, se considera que algunos individuos poseen un mecanismo de alarma más sensible y reactivo. Desde el punto de vista genético, aproximadamente un 30% de la población  posee una predisposición para la ansiedad, donde sus sistemas de alarma noradrenérgicos funcionan con mayor actividad y más rápidamente, lo que los hace más proclives a padecer un ataque de pánico. O sea, “no sufre ansiedad quien quiere sino quien puede”. (Márquez)



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