Trastornos de Ansiedad o Perfeccionismo?

Salvo raras excepciones hay una alta correlación entre los trastornos de  ansiedad y el perfeccionismo. La característica de la personalidad ansiosa es que son personas que quieren tener todo bajo control, se involucran en lo que hacen  de una manera excesiva, ya sea estudio o trabajo, se sobrecargan de responsabilidad y terminan lastimándose. Estas personas confunden responsabilidad con perfeccionismo.

 

La responsabilidad y la determinación de hacer bien las cosas implican fijarse metas claras y alcanzables,  con una percepción adecuada  de los propios recursos para obtenerlas, deseos de aprendizaje y aceptación de la posibilidad de cometer errores y la subsiguiente intención de repararlos. Siempre incluye un disfrute del proceso y un estado  emocional agradable.

 

El perfeccionismo en cambio,  implica una tendencia a ponerse metas no realistas,  con estándares demasiado altos respecto del desempeño. Si  no se cumplen las expectativas o se cometen errores se vive como un fracaso y con la sensación de ser de “segunda”. Tienen una preocupación rígida por el orden y la organización y basan la aprobación y la aceptación de los demás en la obtención de los logros.

 

Este estilo de pensamiento y el  temor a equivocarse los lleva a constantes conductas de chequeo y reaseguro, tienen dificultad para elegir y se lentifican, ya que les lleva mucho tiempo decidir qué es lo justo que tienen que decir, hacer, ponerse o simplemente que hacer primero y que después.

 

Tienen una tendencia a magnificar las dificultades que se les presentan, significando la más  mínima falla  como un error grave,  lo que los lleva a enojarse, decepcionarse y avergonzarse  con  y de  ellos mismos.

 

Disfrutan poco, ya que están expuestos como todas las personas a los estresores externos comunes a la vida cotidiana y además a los estresores internos relacionados a las demandas que se autoimponen por querer desempeñarse exitosamente y conformar las expectativas de cómo se debería actuar y pensar.

 

Este esfuerzo exagerado para conformar tan altas expectativas terminan produciendo justamente los efectos no deseados  que buscan evitar, impidiéndoles lograr sus objetivos  o transformando situaciones que deberían ser de felicidad en pesadillas e incluso afectando su salud.

 

Un ejemplo de la primera de las posibilidades es el de los estudiantes que a pesar de haber dedicado el tiempo suficiente para preparar una materia estudiando concienzudamente nunca piensan que están suficientemente preparados. Algunos logran presentarse a costa de un sufrimiento espantoso que incluye a menudo descomposturas intestinales, mareos y taquicardias; otros ni siquiera consiguen juntar fuerzas para rendir alargando o abortando la carrera y produciendo un descenso cada vez mayor en su autoestima. Sin llegar a estos extremos la falta de objetividad para juzgarse a causa del perfeccionismo, es habitual el caso de los alumnos que dicen “no sé nada”,”me fue pésimo”, etc., y luego sacan notas altas, con la consiguiente burla y descrédito de familiares y amigos.

 

Otro ejemplo de los efectos nocivos del perfeccionismo se ve claramente en el caso de las mujeres con niños pequeños que trabajan fuera de su casa. Si ella se autoexige desempeñarse como el modelo que tiene en su cabeza de cómo debería ser una perfecta madre, una perfecta esposa y una perfecta trabajadora, no solo no lograra satisfacer sus expectativas,  sino que pueden producirse  los efectos indeseados como estrés, ansiedad, depresión, pánico. Esta sensación de “no llegar” tiñe negativamente su estado de ánimo impidiéndole disfrutar de la hermosa e irrepetible etapa de la maternidad.

 

El perfeccionismo afecta también a quienes deben mostrarse ante un público que evaluara su desempeño, como artistas (miedo escénico) o deportistas, a los que la ansiedad les activa pensamientos catastróficos anticipados acerca de su performance. Esto les impide numerosas veces desplegar adecuadamente sus habilidades y vivir placenteramente la actividad que eligieron.

 

Cómo solucionar este problema? El primer paso es reconocer que existe y el segundo buscar el modo de solucionarlo. El modo probadamente más efectivo es la terapia psicológica cognitiva-conductual. Este tratamiento se aboca a lograr objetivos específicos:

Ayudar a fijar metas claras y alcanzables
Enseñar a   percibir  adecuadamente  los propios recursos para obtenerlas
Promover la aceptación de la posibilidad de cometer errores y  resignificar los mismos reduciendo la connotación  catastrófica.
Impulsar la elección de formas más realistas de abordar las situaciones estresantes permitiendo un disfrute del proceso y un estado emocional agradable.

El tratamiento adecuado ayuda a la persona a vivir una vida plena, significativa y rica  a través de la aceptación de los propios límites y el compromiso con sus objetivos, eliminando la rigidez cognitiva,  buscando que cada persona llegue  a ser,  dentro de sus posibilidades, lo mejor posible, sin perderse en la inútil búsqueda de ser “EL MEJOR”.  



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