No puedo esperar…

Nuestra forma de vida actual se basa en la inmediatez y la velocidad, y tendemos a interpretar la espera, aunque sea mínima, como una tragedia.

A muchas personas la impaciencia les hace la vida imposible, a ellos… y a los que los rodean. Frente a un semáforo, no soportan los segundos que el auto de adelante tarda en arrancar; se impacientan si la computadora tarda en prenderse; no pueden esperar una semana para ver un capítulo más de una serie: la bajan o la miran on line, …y terminan viendo todas las temporadas de una sola sentada!

Pero el monto de impaciencia o ansiedad que muchos de nosotros experimentamos frente a un retraso puede tener distintos grados de importancia : no es lo mismo que alguien se impaciente esperando durante una hora en una cola, que quien no puede tolerarlo y experimenta sensaciones físicas desagradables que lo obligan a abandonar su puesto sin realizar lo que tenía que hacer. Esto los lleva a evitar estas situaciones.

Hay quienes no toleran estar unos minutos detenidos frente a una barrera baja, sintiéndose “atrapados” y angustiados, deseando huir.

Estas últimas situaciones descriptas, caracterizadas por intensa angustia y conductas de huida y evitación, ya no pueden considerarse sólo impaciencia, sino que constituyen trastornos de ansiedad, que pueden tratarse exitosamente con una psicoterapia cognitivo-conductual.