Un recurso útil para reducir la ansiedad: La Relajación

La Relajación

Existen muchos métodos para llegar a relajarse. Todos ellos se basan en concentrarse en la respiración, en atender las señales que proceden de nuestro cuerpo, detectar las áreas tensas y aflojarlas, obteniendo como beneficio, además del bienestar corporal, desviar los pensamientos de todo lo que nos provoca ansiedad y estrés.

 

Una de los métodos posibles consiste en buscar un lugar tranquilo, y acostarse o sentarse cómodamente; ayuda poner una música suave, tranquila; cerrar los ojos y concentrarse en la respiración, sentir cómo entra y sale el aire.

 

Inspirar lenta y profundamente tratando de hinchar la panza, dejando el pecho lo más quieto posible. Exhalar lo más lentamente que se pueda hasta vaciar los pulmones.

 

Sentir cómo entra el aire frío por las fosas nasales, y sale tibio. Al mismo tiempo que se inspira, ir contando mentalmente cuántos tiempos necesita cada uno según su propio ritmo, hasta sentir que se completó la inspiración. Al exhalar, contar los tiempos intentando que sean más largos que los de la primera fase.

 

Prestar atención sucesiva a cada parte del cuerpo, tratando de aflojar las tensiones allí donde las hubiera. Si algún pensamiento preocupante o molesto interrumpe la concentración en nuestra respiración o la atención en las sensaciones, es importante dejarlo ir sin enojarse o impacientarse, y volver nuevamente al ejercicio tantas veces como hiciera falta.

 

Recordar que con la práctica será cada vez más fácil lograr la relajación deseada.



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